domingo, 21 de septiembre de 2014

Sin memoria.

El latido fue aumentando cuando comenzó a darse cuenta de que apenas podía recordar lo que había hecho ayer.

 Era una situación similar a despertarse de un coma profundo, nada parecía tener sentido y todo tenía sentido por si solo. Sin mi permiso mi mente comenzó a inventarse recuerdos, creo que fue esto, ya que yo no recordaba a nadie que decía recordarme a mi. Recordaba si otros rostros, otra vida y ante el estupor que esto me causaba decidí olvidar también esa otra vida, esas otras gentes, de todos modos no era tan malo no recordar, ya que lo recordado dejaba mucho que desear. Si era mi oportunidad de inventarme una vida, no pensaba renunciar a ello. Crear una nueva fantasía, dirigirme hacia un horizonte donde el color fuera violeta y no naranja, donde la luna fuera azul y no blanca, donde el sol irradiara con tanto fulgor, que fuera necesario quedarse en casa para siempre.

Ese fue el comienzo de un nuevo amanecer para mi, decidí que viviría metida en mi misma y no volvería a salir por nada del mundo, no volvería a sentir el viento fresco en el rostro, ni ver la luz natural, ni escudriñar bajo las piedras, para encontrar insectos peligrosos , ni nada parecido.

Estaba contenta fuera lo que fuera aquello que se llevó mi memoria, lo único que me había proporcionada era la oportunidad de reinventarme un nuevo mundo y como al parecer por mis recuerdos, en mi otro mundo yo no tenía nunca la intención de quedarme parada, decidí que en este nuevo no haría nada. Nada en absoluto.

Ya han pasado unos años de mi decisión y mis raíces se hunden ahora profundas en la tierra, mis ramas han crecido frondosas, no soy un árbol, soy solo una planta de armario. no permito que me sacrifiquen , les he dejado bien claro que si quieren colocarse se busquen a otra, que yo atesoraré mi cuerpo completo. Incluso un día, uno de esos dementes que me abre la puerta sin permiso, a intentado arrancar uno de mis preciados cogollos, solo es para fines terapéuticos me dice con voz cansina y con los ojos más rojos que haya visto en mi corta vida. Pretende que me lo crea? el pobre chaval no hace otra cosa que fumar y fumar de otras como yo que viven en el armario de al lado, esas no son permanentes, cada año son sacrificadas y las sustituyen por nuevas semillas que crecen en menos que canta un gallo. Este chico me cuenta historias, historias fantásticas de como mi especie a servido desde el principio de los tiempos para curar heridas del alma, para sanar mentes alocadas que perdieron un día su rumbo en un mundo de mentiras, donde vienen a ser esclavos de algún otro, que a esa esclavitud la llaman trabajo y que por ello les pagan un salario que apenas les da para comer y devolver lo ganado al estado a base de impuestos, dice. No se que demonios sera eso, pero desde luego es algo que les imponen, no es algo que ellos hagan en libertad y es que sería muy tonto por su parte si lo hicieran libremente, pues entonces ¿para que trabajan?. Trabajar debe ser algo muy desagradable ya que aquí el colega cada tarde llega derrotado se tumba en el sillón y se fuma a mis hermanas sin piedad. Imagino que debe pagar su frustración con ellas, de otro modo no se entiende. Dice que fumarnos le abre puertas en la mente y no se que será su mente pero al ritmo que lleva puedo imaginar que es un lugar que solo tiene eso, puertas abiertas hacia vacíos que contienen más y más puertas.

El muy cabrón mientras yo andaba despistada contando todo esto, al fin me ha robado un cogollo y ahora anda vacilando con los amigos, diciendo que esta es la más sabia, la más vieja y la más ácida de sus plantas jajajaj no imaginan el viaje que se van a dar a mi costa, no tienen idea de como llegué yo a este estado, pero la sorpresa será grande cuando inhalen el humo de mi verde preciado, aún tienen que secar el trozo que me han amputado, tengo tiempo de reírme unas cuantas semanas a costa de este pobre desgraciado, en cuanto me pruebe le tendré plantado en el armario de al lado.

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