lunes, 23 de octubre de 2023

PRINCIPIO Y FINAL DEL SUEÑO

 PRINCIPIO Y FINAL DEL SUEÑO



El sueño la sorprendió esta vez.

 Comenzó a quedarse dormida y la voz hablo.

 Ante ti no hay más que lo que dentro de ti habita, no hay un afuera, solo eres tú con todas tus contradicciones... comenzó a soñar.

 Una esfera diminuta flotaba entre sus ojos, apenas podía distinguir lo que era por su proximidad. Sopló, apartando la burbuja y mirando ahora su interior. Los dos dragones se encontraban ahí, y ambos la miraban expectantes, la impresionó, ¿cómo podían estar dentro de esa esfera transparente? Ambos dejaron de observarla y se miraron, comenzando así una feroz batalla. Los sentimientos cabalgaban ahora dentro de su pecho, no eran referentes a los dragones y su lucha, eran sentimientos que parecían florecer de diversos lugares de ella misma; observa, habló de nuevo la voz.

La batalla se libra en tu interior...el bien y el mal, no están en lugar alguno más que dentro de ti, no eres ellos, pero ellos si son tú, nacieron de ti.

Las imágenes  se sucedían despertando su juicio.

 El bien y el mal brotaban en su pensamiento una y otra vez, fluían de ella formando esferas a su alrededor, una tras otra, fueron llenando aquel espacio sin tiempo, aquel lugar sin lugar. Tú eres la luz, tu juicio es tu cuerpo, todos esos pensamientos componen tu cuerpo, el cuerpo del universo, del todo y la nada…

 La aprobación y la reprobación tomaban la mano, se sucedían como un torrente de agua que mana de la montaña al descongelarse la nieve invernal con los primeros rayos de sol primaverales… Se sintió nieve y se dejó hacer, derretir, se transformó en agua y se dejó fluir, saltando picados en el vacío, golpeando contra sí y salpicando en su caída, calmada en el remanso y corriente ininterrumpida en el río de montaña, danzarina ahora, ya sin violencia, dejándose mecer por la leve corriente en el manantial de verano, dejándose beber y refrescando, revuelta, contaminada en su llegada al mar por todo su recorrido y, purificada en el gran océano al que cayó. Todas aquellas esferas se hicieron una.

Los dragones el bien y el mal habían dejado de luchar, y ahora se lamían con amor aquellas heridas imaginarias, tomó aquella única esfera entre sus dedos y comprendió.

Eran sus polaridades, su bien su mal, mentiras ambos, mentiras de un estado inexistente en el que había creído y por ello creado. Aquellos dos seres no tenían sentido por separado, solo la existencia del opuesto daba forma y sentido a ambos. Tan perfecto, tan nefasto, ambos no eran más que la sensación de la culpa, del juicio aprendido en un mundo de mentiras, un bueno, había creado con su presencia al malo, en una lucha interminable de poder, donde en realidad ninguno de los dos era real, ellos gustaban de experimentarse.
Ellos eran el resultado de negarse el uno al otro, ellos eran el resultado de la falta de aceptación de ambas partes, de ese mismo todo, de esa misma nada.

La resistencia cedió, vio a aquellos seres, aquellos dos dragones eran la idea de separación en sí misma. La idea primera de la mentira. Ambos hermosos, ambos irreales, solo dos partes de su propia naturaleza encontrada y no aceptada.

 De su pecho brotó una Luz que fue directa a iluminar la esfera; acepto la mentira de mi mundo interior, acepto que no soy ni buena ni mala,  renuncio a los resultados de la lucha, pues todos los seres que me rodean son idénticos a mí en su naturaleza, solo separados ilusoriamente por una única idea de separación, por la necesidad inexistente de ser especiales por separado. Renuncio a ser abismo para mí misma, y así para todos, pues soy uno. La voz y ella ahora eran una.

 Decreto que no hay lucha posible en mi mundo, que la confusión es un estado donde germina la semilla del miedo, y  me ofrece la oportunidad de regarla con el agua del amor a mi misma y de mi naturaliza sagrada. De este modo sin esfuerzo alguno, sin distinción, estoy regando también las raíces de todos los seres que creé a mi imagen y semejanza.

Dicho esto, la esfera que contenía a los dos dragones explotó con un leve sonido,  ambos se fundieron en uno que seguidamente se fundió con ella y, en ese instante sintió como su cuerpo se alineaba, se movía curvándose y estirándose y finalmente expandiéndose en curva, y tanto se expandió, que perdió su forma perdió sus límites y en un último movimiento se transformo en Luz.

Desde allí donde quedó, podía contemplar a su alrededor a otras luces idénticas a ella, la iluminaban y ella iluminaba al tiempo con esa misma luz  recibida. Un último pensamiento apareció; el músico y su melodía, que ahora sentía como parte de ella, de su vibración que también era la vibración de las demás luces que eran ella. Supo que el también lo era, él era ella, ella era él. Todo era Uno.

El músico sentado en su mismo lugar, miró aquel cielo estrellado y vio nacer otra estrella, sonrió y siguió tocando su única melodía que por única las contenía a todas, sabedor de la fragancia de aquellos mundos que al fin se encuentran, se levantó y comenzó a caminar. Su música seguía sonando y él la seguía ahora liberado de la idea de que tocaba para otros, comenzó a componer con cada paso que daba, sus pies eran ligeros, ágiles y melodiosos como sus manos, y el camino siempre nuevo, su partitura, disfrutando de su propia melodía, se dejó llevar disfrutando de lo que sentía a cada paso, sintiendo su propia luz interior.

                                                                         FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario